LA NORMATIVA DEL HOSTAL

Ya hace años que, cuando viajo por el sudeste asiático, tengo un hábito que raramente olvido: cada vez que me instalo en un nuevo hostal, tras dejar la mochila en el suelo, leo el papel con la normativa del alojamiento, que suele encontrarse colgado detrás o al lado de la puerta. Y no lo hago para conocer de qué manera me pueden afectar, sino porque ya hace tiempo descubrí que las normas de los hoteles de la región no son siempre una aburrida enumeración de los deberes del huésped. Muy a menudo, escondidas en medio de líneas anodinas que hablan de prohibiciones razonables, de horarios y de otras cosas por el estilo, se pueden encontrar auténticas perlas, a veces incluso reveladoras de la idiosincrasia del país.

En Camboya, por ejemplo, es de lo más habitual que se recuerde a los clientes de los hoteles que no está permitida la entrada al recinto de armas de fuego, granadas de mano o cualquier otro tipo de explosivo. Ello se especifica en estas hojas de la normativa del hotel, y a menudo también en algún lugar de la recepción mediante pictogramas bien explícitos. Evidentemente, este hecho se explica por la gran cantidad de armas de fuego que circulan por el país, fruto de los múltiples conflictos bélicos que se han vivido hasta tiempos muy recientes.

También es un clásico de la normativa de los hoteles y hostales del sudeste asiático la prohibición de entrar durián dentro del recinto. Para quien no lo conozca, el durián es una fruta de gran tamaño, con una cáscara dura recubierta de espinas, que contiene en su interior unos gajos de textura mantecosa. Aunque es una fruta especialmente apreciada por parte de muchos, y no especialmente barata, su principal rasgo distintivo es el intenso y desagradable olor que desprende. Hace unas semanas, un viajero alemán con quien me crucé me describió el sabor y olor del durián de forma bastante acertada: una mezcla entre un queso cremoso y el hedor que desprenden las alcantarillas de Bangkok. En referencia a esta fruta, de todos los carteles que he visto, sin duda se lleva el primer premio el que colgaba de la pared de un hostal, creo que también camboyano, y decía: “Queda totalmente prohibida la entrada de drogas, armas, prostitutas y durián dentro del hotel “. Conocéis alguna fruta con peor reputación?

Hace cosa de un mes, en un hostal de la población laosiana de Nong Khiao, encontré la última hoja de normativa de hotel que realmente me ha cautivado, y se ha ganado de entrada una posición en la parte más alta del podio. No sé si los puntos 5 y 6 de dicha normativa, referentes a la conducta sexual de los huéspedes, nos dan mucha información sobre la sociedad laosiana, más allá de que se trata de un sociedad tradicional. Pero, en cualquier caso, la combinación del contenido intencional junto con los habituales errores en las traducciones al inglés, dan como resultado una pequeña joya dentro del género:

“5. Do not any drugs, clambing (gambling, N. del T.) or being both women and men which is not your own husband or wife into the room for making love”.
“6. Do not allow domestic and international tourist bring prostate and others into your accomodation to make sex movies in our room, it is restriction”.

Con sello y rúbrica del comisario de policía de la localidad. Quedáis avisados.

image(publicado originalmente el 10 de octubre de 2013)

VERSIÓ EN CATALÀ AQUÍ


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