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El triángulo de oro del opio ocupa un área de unos 350.000 km2 en una zona montañosa del sudeste asiático continental que pertenece a los países de Birmania (Myanmar), Tailandia y Laos. El término triángulo de oro apareció por primera vez a principios de la década de 1970: el triángulo hace referencia a que la zona se encuentra diseminada alrededor de la confluencia de estos tres países, y el oro probablemente hace referencia al sistema de pago que los primeros comerciantes de opio usaban a cambio de la mercancía. La creencia de que el cultivo del opio en el triángulo de oro es una actividad ancestral es una falsedad: no fue hasta finales del siglo XIX cuando las poblaciones tribales que practicaban el cultivo de la adormidera (papaver somniferum, planta de la que se obtiene el opio) migraron forzosamente desde el sur de China hasta las tierras altas del sudeste asiático.
A principios de la década de 1940 este área producía menos de ochenta toneladas anuales de opio, pero la supresión de los cultivos de opio en China y posteriormente en Irán, en 1955, provocaron que el foco de la producción mundial de opio se desplazara a esta región montañosa del sudeste asiático. A principios de la década de 1960, en la capital de Laos, Viang Chan (Vientiane), había uno de los fumaderos de opio más grandes del mundo, ubicado en un antiguo teatro abandonado. Más adelante, los conflictos políticos internos de Birmania provocaron que la producción de opio del triángulo de oro se disparara hasta sobrepasar las 3.000 toneladas en 1989. El comercio del opio ha sido históricamente usado en esta zona por grupos insurgentes para financiar guerras civiles en la región, así como por guerrillas gubernamentales y para el beneficio personal de oficiales corruptos.
La mención del triángulo de oro del sudeste asiático todavía evoca la imagen de campos de adormidera, tribus de las montañas fumadoras de opio y laboratorios clandestinos escondidos en medio de la densa selva monzónica, pero la realidad es que el comercio de opio que hizo célebre a esta región se ha reducido drásticamente durante los últimos años. La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito calcula que, mientras que hace tres décadas en esta región se producía más del 70% del opio vendido a nivel mundial (gran parte del cual se refinaba para obtener heroína), a día de hoy este porcentaje se ha reducido hasta representar tan sólo alrededor de un 10% de la producción mundial. Birmania sigue siendo el segundo productor mundial de opio, aunque su producción ha declinado un 80% durante la última década, y Tailandia ya hace años que ha erradicado prácticamente su cultivo.
Actualmente, según estimaciones de las Naciones Unidas, el área de Afganistán y sus alrededores es responsable de la producción de un 90% del opio mundial. Laos era en el año 1998 el tercer productor mundial de opio, sólo por detrás de Afganistán y Myanmar, y tenía uno de los índices mundiales más elevados de adicción al opio. Según la misma fuente de las Naciones Unidas, de 1998 a 2005 en este país el cultivo de opio se redujo en un 93%, y el número de adictos en un 68%. En 2005, el cultivo del opio fue prohibido oficialmente por el gobierno de Laos, hecho que supuso una reducción todavía más drástica.
No obstante, se teme que esta casi erradicación del cultivo de opio en Laos no tenga efectos duraderos, ya que las medidas para proporcionar alternativas económicas a las comunidades que sustentaban su economía en esta actividad -minorías étnicas con muy limitados recursos económicos que tradicionalmente habitan las montañas en zonas más o menos aisladas- no han sido efectivas.
Los principales factores responsables de la drástica reducción del cultivo de opio en el triángulo de oro han sido la presión de China (que como gran mercado de la heroína producida aquí se ha visto perjudicada con un significativo aumento del número de adictos y de infecciones por VIH), las acciones gubernamentales y policiales, y la reconversión de los sindicatos criminales hacia la producción de metanfetaminas. Desde mediados de la década de 1990 las anfetaminas han tomado el relevo al opio como principal droga en circulación en Laos, país que es actualmente un importante almacén y punto de tránsito de anfetaminas y heroína proveniente de sus fronteras occidentales. Sin embargo, el cultivo y tráfico del opio sigue siendo una realidad presente en la región, como bien puede comprobar el viajero: no es infrecuente que algunos habitantes de esta región más o menos remota, pertenecientes a grupos étnicos minoritarios que practican su cultivo, intenten aumentar sus escasos ingresos ofreciendo opio a los viajeros que visitan la zona.
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