¿Qué está sucediendo en Tailandia? ¿Cómo es posible que el país conocido como la “tierra de las sonrisas” sea al mismo tiempo el “país de los golpes de estado”? Continuando el post que publiqué hace dos días, hoy hablaré de la actualidad, el posible desarrollo del conflicto y el efecto que ello pueda suponer para quien tenga planeado un viaje a Tailandia.
El conflicto político tailandés
La raíz de la inestabilidad política que vive Tailandia se debe principalmente al enfrentamiento existente entre los dos principales bloques políticos del país, así como a la escasa tradición democrática de la región y al gran poder del que goza el estamento militar tailandés. A grandes rasgos, el país se halla dividido entre los que los medios de comunicación han bautizado como “camisas rojas”, en su mayoría clases humildes originarias de las zonas rurales del norte y noreste del país, partidarios de los gobiernos de la familia Shinawatra, y por otro lado los “camisas amarillas”, partidarios de la elite tradicional de la capital (Bangkok), representada por el conservador Partido Demócrata y fuertemente vinculada a los estamentos militar y judicial (del destacado y complejo papel de la monarquía y de la figura del rey Bhumibol ya hablaremos en otra ocasión).
El golpe de estado que derrocó al primer ministro Thaksin Shinawatra en 2006 marca el inicio de un patrón de acontecimientos que se viene repitiendo hasta hoy: las distintas encarnaciones del partido del clan Shinawatra (dirigidas o tuteladas por el propio Thaksin desde el exilio) ganan una y otra vez las elecciones, y al cabo de un tiempo son derrocados por un golpe de estado militar o judicial (fruto de una sentencia del Tribunal Constitucional tailandés). En esta ocasión ha sido una combinación de ambos: la primera ministra Yingluck Shinawatra, la hermana menor de Thaksin, fue forzada a dimitir por una sentencia del Tribunal Constitucional que la acusaba de abuso de poder, y dos semanas más tarde el ejército declaraba la ley marcial.
Durante los últimos años, las manifestaciones callejeras y las acampadas en parques públicos de los opositores al gobierno de turno son una constante en las calles de Bangkok. Ante este repetido patrón de acontecimientos, los camisas rojas claman ante la injusticia de la situación y reclaman que se respeten los resultados de las elecciones democráticas. Por su parte, los camisas amarillas (con el soporte de la elite tradicional de Bangkok) exigen que un consejo no electo reforme el actual sistema político, que consideran corrupto y hecho a medida por Thaksin, antes de celebrar unas nuevas elecciones… Y parece ser que sus reclamaciones serán satisfechas.
El futuro inmediato en Tailandia
El desarrollo de los acontecimientos durante los próximos meses, a juzgar por las declaraciones de la junta militar que se encuentra al poder, pasará por la redacción de una nueva constitución que no será refrendada por el pueblo, un proceso de reformas políticas que durará al menos un año, y unas nuevas elecciones una vez se considere concluido dicho proceso. Exactamente lo que reclamaban los camisas amarillas y las elites tradicionales. Queda por ver cuál será la reacción de los camisas rojas ante estos acontecimientos, pero parece más que improbable que el conflicto de fondo se evapore solamente con estas medidas.
¿Es seguro viajar ahora a Tailandia?
En mi opinión, la respuesta es sí. El sector turístico tailandés, de hecho, calcula que el conflicto tendrá una incidencia relativamente baja en la llegada de turistas, con una bajada de menos del 5% respecto a las previsiones iniciales.
Si bien es cierto que en la última ola de protestas callejeras que empezó el pasado octubre murieron una treintena de personas y centenares resultaron heridas, todos los incidentes se han producido en las inmediaciones de las protestas, básicamente en Bangkok. Desde el golpe de estado, con la disolución de los campamentos de opositores y la prohibición de manifestaciones, la situación es obviamente muy distinta, y todos los testimonios directos que conozco indican que la vida diaria se desarrolla otra vez con normalidad. La presencia militar es evidente en los puntos estratégicos de Bangkok, pero en muchos otros sitios del país no lo es en absoluto.
Resumiendo, más allá del inconveniente que para cada cual pueda suponer el toque de queda entre las 12 y las 4 de la madrugada (ya levantado en muchas de las principales destinaciones turísticas del país, aunque todavía vigente en Bangkok y Chiang Mai), la única advertencia a seguir sería la de evitar las concentraciones callejeras de protesta, en caso de que en algún momento volviesen a producirse.
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