Con la luna llena de noviembre ayer terminó una semana de festivales budistas en el sudeste asiático.
En Vientiane, la capital de Laos, la gran estupa dorada del That Luang ha sido el centro de la celebración que lleva su mismo nombre, el festival del That Luang. Se considera una de las ocasiones más propicias del calendario laosiano para que los fieles budistas generen mérito espiritual mediante la entrega de ofrendas, logrando de este modo una próxima encarnación más favorable.
La gran estupa del That Luang, construida a mediados del siglo XVI por el rey Setthathirat cuando la capital del reino de Lan Sang (precursor del actual Laos) se trasladó aquí desde Luang Prabang, es el monumento religioso más importante del país. Bajo él se cree que hay una reliquia del mismísimo Buda (supuestamente un cabello o un trozo de clavícula), y se cree que es la morada del espíritu protector del país.
Tras varios días de procesiones multitudinarias con velas al anochecer, el acto principal de la celebración empieza el último día con la salida del sol, cuando la población va llegando al recinto de la gran estupa dorada, vestida con sus mejores ropas y llevando consigo cuencos llenos de ofrendas, y va cogiendo posiciones sentándose en esterillas sobre el suelo, hasta llenar completamente el espacio del enorme recinto. En el momento oportuno empieza la entrega de ofrendas a los cientos o miles de monjes, monjas y novicios que se han trasladado a la capital desde todos los rincones del país con motivo de la celebración, quienes al día siguiente llenarán los autobuses públicos de regreso a sus respectivos monasterios, cargados con grandes sacos repletos de ofrendas.
Para quien esté interesado, en el siguiente enlace hay información sobre el viaje que seguiremos ofreciendo cada año e incluye la vivencia tanto de este festival como del Yi Peng/Loi Krathong en Chiang Mai (norte de Tailandia), el espectacular festival de las lámparas voladoras:
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