GRUPOS ÉTNICOS

A pesar de que los Lao y otros grupos estrechamente emparentados con ellos conforman unas dos terceras partes de la población total de Laos, sería un error identificar exclusivamente la cultura de estos grupos con la del país: Laos es un país con una enorme diversidad étnica. Desde la antigüedad, y de forma creciente a medida que avanzaba el segundo milenio de nuestra era, numerosos grupos étnicos han convivido en su territorio. No existe consenso en cuanto al número exacto de distintos grupos étnicos que hay actualmente en Laos, puesto que el resultado depende de la definición que se tome para el término grupo étnico, pero en cualquier caso su número es elevadísimo: el Gobierno de Laos considera que hay cuarentainueve, mientras que el experto en la materia Laurent Chazée habla de un mínimo de ciento treintaiún grupos y sub-grupos étnicos, cada uno de ellos con su propia cultura, creencias, hábitat, lengua, dialecto, etc.

Hay que destacar la buena convivencia interétnica entre distintos grupos. En las tierras elevadas que son el hábitat de la mayor parte de los grupos étnicos minoritarios de Laos, ningún grupo es habitante exclusivo de un territorio determinado, sino que pueblos de numerosos grupos étnicos distintos viven mezclados, aunque siempre a cierta distancia los unos de los otros puesto que para el desarrollo de sus actividades agrícolas, de caza y recolectoras necesitan disponer de una cierta extensión de bosque y tierras de cultivo para su uso exclusivo. Así pues, cada pueblo es una unidad más o menos autónoma, y tiene asociado un territorio vagamente definido como propio.

Akha

¿Cuál es el estatus de los grupos étnicos minoritarios en general dentro de Laos? Los Lao y otros grupos pertenecientes a la cultura mayoritaria del país y habitantes de las tierras bajas ven en general a los grupos que habitan en las montañas como algo salvajes y poco desarrollados, hecho que se refleja históricamente en el uso común de la palabra kha para referirse a ellos, que significa salvaje, sirviente, esclavo. Se consideran culturas atrasadas, poco desarrolladas, y a menudo se las asocia negativamente con las técnicas de cultivo rotativo de tala y quema, las creencias y prácticas animistas y el cultivo del opio. Por otro lado, el conocimiento que muchos habitantes de Laos tienen de los grupos étnicos distintos al propio es en general muy vago, y se suele limitar a aquellos grupos que las circunstancias o un hábitat común o cercano hayan puesto en contacto entre sí.

La pobreza y el bajo nivel de educación y de desarrollo en general son otros aspectos que suelen asociarse a los grupos étnicos minoritarios y que merece la pena matizar. En lo referente a la pobreza, no tiene sentido medir la riqueza de una sociedad tradicional basada en la agricultura de subsistencia con los mismos parámetros que usamos para una sociedad de consumo como la nuestra. En las comunidades tribales de las montañas las desigualdades económicas son mínimas, y en cualquier caso infinitamente menores que en las ciudades de Laos o en cualquier sociedad occidental, y no se da exclusión social, si no que todas las personas se encuentran perfectamente integradas en el tejido de la comunidad. Aunque los recursos sobrantes suelen ser muy escasos, y por lo tanto existe una red de seguridad muy limitada para afrontar casos de emergencia o de malas cosechas, en condiciones de normalidad las familias disponen de los recursos suficientes para desarrollarse siguiendo su forma de vida tradicional. Por otro lado, los impedimentos externos que muchas aldeas han encontrado para seguir llevando a cabo su forma de vida tradicional, como las políticas de relocalización, junto a la falta de recursos para llevar a cabo otro tipo de vida, sí que exponen a muchas comunidades tradicionales a una situación de pobreza.

Del mismo modo, en cuanto al nivel de educación y desarrollo general no tiene sentido usar los mismos parámetros que usaríamos en nuestra sociedad. Sin duda, el nivel de alfabetización de los grupos étnicos minoritarios de las montañas es muy inferior al de los Lao y del resto de la sociedad dominante, menor cuanto más aislada se encuentre la aldea, y especialmente entre las mujeres. Muchas aldeas remotas disponen como mucho de una rudimentaria escuela de educación primaria, a la que los niños asisten de forma irregular, y que en muchas ocasiones abandonan a una edad temprana para incorporarse plenamente a las labores agrícolas de la familia. Pero si entendemos la educación como el aprendizaje y desarrollo de las habilidades necesarias para desenvolverse con éxito en el propio entorno, se puede afirmar que los grupos étnicos de las montañas de Laos son tan cultos como podamos serlo nosotros. Hay que resaltar que las comunidades que mantienen su forma de vida tradicional son autosuficientes: cultivan, recolectan, crían, cazan y pescan toda su comida, construyen sus propias casas, confeccionan su propia ropa, fabrican su artesanía, herramientas e instrumentos, etc.

Akha Village - Phongsali province (2007)Además, no es raro que muchos de sus habitantes sean políglotos, puesto que es frecuente que además del idioma del propio grupo étnico hablen con cierta soltura el idioma del grupo mayoritario de la región (en caso de ser distinto al propio), el idioma oficial del país (el lao), y que chapurreen el idioma de algún pueblo vecino, además del chino y del vietnamita en caso de tratarse de poblaciones cercanas a la frontera de dichos países. Sin duda estas personas no tienen los conocimientos necesarios para desenvolverse en una sociedad como la nuestra, pero no en mayor medida que nosotros no los tenemos para desenvolvernos en la suya. Al igual que apuntábamos anteriormente al hablar de la pobreza, el problema aparece cuando el individuo, forzosamente o por elección propia, se traslada a un entorno que requiere de habilidades distintas a las de su medio original y que desconoce.

 

Más allá de sus especificidades, e independientemente de la familia etno-lingüística a la que pertenezcan, la inmensa mayoría de grupos étnicos de las montañas de Laos comparten muchas características comunes. Veamos a continuación algunas de las más destacadas.

El pueblo como unidad autónoma y autosuficiente. A pesar de que en las últimas décadas el Estado está logrando tener una mayor presencia en las aldeas de zonas rurales más o menos remotas, el pueblo es tradicionalmente una unidad autónoma, que establece su propia forma de organización política y aplica sus propias leyes, acorde a la tradición del grupo étnico que conforma la aldea. A pesar de que no existan leyes escritas, los códigos de conducta tradicionales transmitidos generación tras generación funcionan como tales, y su incumplimiento puede conllevar multas o, en casos muy graves, la expulsión del pueblo. Cada pueblo elije a un líder que tiene la función de velar por la harmonía y el mantenimiento de las costumbres, hacer de mediador cuando surgen conflictos y de representar al pueblo ante el mundo exterior y el Estado. Las decisiones que atañen a todo el pueblo son tomadas conjuntamente por todos los cabezas de familia, donde los ancianos tienen un peso especialmente relevante.

Economía de subsistencia. Aunque ocasionalmente se vendan pequeños excedentes de producción agrícola, productos del bosque o piezas de artesanía en mercados regionales, la economía de las comunidades de las montañas es de subsistencia, es decir, toda la producción está tradicionalmente destinada a la subsistencia de la propia familia y comunidad y no a transacciones comerciales. Por ello, y aunque cada vez haya más grupos que se incorporen en cierto grado a la economía de mercado, la obtención de productos y servicios se realiza tradicionalmente mediante el intercambio y el trueque, y no mediante el uso de dinero. Para transacciones especialmente costosas es frecuente el uso de plata, ya sea en forma de lingotes, viejas monedas, joyería o cualquier otro objeto.

El espacio físico del pueblo. Idealmente, los pueblos se encuentran en un claro rodeados de un anillo de bosque primario que sirve de protección frente al viento, tormentas e incendios, y que al mismo tiempo permite la caza y la recolección de alimentos salvajes y otros productos del bosque. Más allá de este anillo verde se encuentran los terrenos de cultivo, parcelas de bosque que han sido taladas y desbrozadas con esa finalidad. Un riachuelo cercano o un pozo proporcionan el agua necesaria para la vida en el pueblo, y un terreno sagrado cercano al pueblo se usa como cementerio. El emplazamiento del pueblo se elige teniendo en cuenta no solamente estas características geológicas, sino también mediante sistemas geománticos tradicionales y con rituales de mediación con los espíritus del lugar, a los que se pide permiso.

La casa. El diseño de las casas puede ser muy distinto en función del grupo étnico, y aunque algunos grupos construyen sus casas directamente sobre el suelo, es muy frecuente que se encuentren elevadas sobre palafitos. Los materiales de construcción tradicionales son principalmente el bambú y la madera para la estructura y las paredes, y la paja para las cubiertas. Generalmente los miembros de cada hogar son los responsables de recolectar el material necesario para la construcción de su propia casa, pero la construcción se realiza con la ayuda del resto de aldeanos, y a cambio de ello la familia ofrece un banquete comunitario para el que sacrifica un cerdo u otro animal.

Los sistemas de cultivo. Los grupos que habitan en las montañas practican sistemas de cultivo rotativo de tala y quema, probablemente el sistema de cultivo agrícola más antiguo del mundo.

dLa recolección de productos del bosque. El bosque juega un papel fundamental para estas comunidades tradicionales como fuente de materias primas (bambú, madera, hierba, leña, ratán, resinas, etc.), de productos comestibles (frutas, huevos, aceite, tallos de bambú, setas, nueces, larvas de avispa, miel, verduras y tubérculos salvajes, etc.) y de las hierbas y plantas medicinales que conforman la farmacopea tradicional.

La cría de ganado, alimento de los vivos y de los espíritus. Aunque la carne de gallina se consume también en ocasiones ordinarias cuando se encuentra disponible, la cría de gallinas, cerdos y búfalos está estrechamente asociada a los sacrificios rituales que se realizan en numerosas ocasiones a lo largo del año. El consumo de proteínas se complementa con la caza y la pesca, aunque en muchas regiones del país la caza es cada vez más escasa a causa principalmente de la sobreexplotación y de la disminución de la superficie boscosa.

Creencias animistas. Todos los grupos comparten la creencia en que el mundo está habitado por una multitud de espíritus, que residen tanto en el Más Allá como en elementos animados e inanimados de la naturaleza, y que en muchas ocasiones están asociados a lugares específicos. Estos espíritus pueden poseer un mayor o menor grado de poder, pero en cualquier caso tienen la capacidad de interactuar con el hombre y de influir en él para bien o para mal. Se cree que para conservar la harmonía y el bienestar es necesario mantener a los espíritus satisfechos, y con este objetivo se realizan ceremonias rituales y ofrendas en su honor, que a menudo requieren el sacrificio de animales. Las creencias animistas se tratan con más detalle en el apartado Animismo dentro del capítulo Religión.

Chamanismo y curación de las enfermedades. Se cree que las enfermedades son causadas por el ataque de algún espíritu, que puede ser maligno de por sí o estar disgustado por la conducta del enfermo, o bien por haber extraviado una del conjunto de almas que se cree que residen en el cuerpo humano. Es común también la celebración de rituales análogos al ritual lao del basi, que buscan la harmonía de la persona reforzando que las almas que integran el cuerpo humano permanezcan en el lugar que les corresponde, atando hilos de algodón alrededor de la muñeca. Aunque cualquier persona puede realizar sencillos rituales de mediación con los espíritus, los chamanes son los únicos que tienen un grado de conocimientos y una conexión con el mundo de los espíritus que les permite mediar en los casos más difíciles para lograr así guarecer al enfermo. Para ello se realizan complejos rituales, que no necesariamente requieren que el chamán entre en estado de trance, pero que requieren siempre el sacrificio ritual de animales como ofrenda a los espíritus.

 Ritos fúnebres. Aunque cada grupo étnico tiene sus propias tradiciones mortuorias, en todos los casos se realizan ritos destinados a que el espíritu del fallecido esté en paz y encuentre su camino al Más Allá, pues se cree que en caso contrario podría volver bajo la forma de un espíritu maligno. Algunos grupos practican el entierro, otros la cremación. Es común enterrar a las personas que han muerto de forma violenta o misteriosa en un lugar específico o siguiendo ritos distintos de los habituales, por considerarse que se habrán convertido en espíritus atormentados o malignos

División de trabajo según sexo. Aunque cada grupo étnico tiene sus especificidades, la división de trabajos según sexo sigue unos patrones comunes, que suelen cargar a la mujer con bastante o mucho más trabajo que al hombre. El hombre es en general responsable de arar los campos, de cazar, de pescar, de fabricar herramientas, de la tala de árboles y de los trabajos más pesados de la construcción de casas y graneros. La mujer es generalmente responsable de desbrozar y mantener los campos, de cocinar, de limpiar y ordenar la casa, de confeccionar y arreglar la ropa de toda la familia, de ir a buscar el agua, de mantener los huertos de frutas y hortalizas, de recolectar la leña, de trillar el arroz y de ir a vender la producción sobrante al mercado más cercano. Tanto hombres como mujeres contribuyen en los momentos en que el cultivo del campo requiere un trabajo más intensivo, principalmente la siembra y la cosecha.

Vestimenta. La vestimenta tradicional de las mujeres es un símbolo de identidad distintivo de cada grupo étnico, aunque en función del grado de aculturación de cada pueblo se visten de forma cotidiana o no. En cualquier caso, la joyería y ropas bordadas y ricamente ornamentadas son al mismo tiempo una muestra de arte tribal y símbolo de identidad y de estatus social. Los materiales más habituales con que se confeccionan las ropas son el algodón y el cáñamo, cultivados a nivel local e hilados a mano, y es muy común que se tiñan de color índigo y que se ornamenten con bordados y con una gran variedad de piezas decorativas.

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